Terapia manual oculomotora dirigida a la musculatura del globo ocular, del ojo.
¿Por qué?
Porque los ojos se mueven. Entre otros muchos motivos, porque los ojos tienen una musculatura propia que, con su actividad coordinada para dirigirlos en la misma dirección y hacia el mismo punto, nos permite obtener una imagen nítida. En esta ocasión no hablamos de óptica. Si la musculatura ocular se ve afectada, la imagen que vemos puede tornarse borrosa o doble (diplopía) en el peor de los casos. El esfuerzo del cuerpo por evitar esta situación termina generando en muchas ocasiones dolores de cabeza o de cervicales.
La relación tan estrecha de los ojos con la posición de la cabeza y del raquis cervical nos lleva a que, en multitud de ocasiones, un problema en la musculatura ocular sea el culpable de crear patología cervical. Este sacrificio está destinado a un único fin: facilitar que nuestro sistema visual nos proporcione la imagen que necesitamos de nuestro entorno.
Con su afectación y ante situaciones de aumento del trabajo visual pueden desencadenarse los siguientes problemas:
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Cefaleas que se manifiestan por la tarde, al final del día.
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Fotofobia.
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Visión borrosa y cansancio ocular.
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Escozor, conjuntivitis o enrojecimiento.
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Patología cervical.
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Inestabilidad o vértigo.
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Alteraciones en la articulación temporomandibular (ATM).
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Problemas en la visión periférica: campo visual reducido, dificultad para el cálculo de distancias, referencial de la vertical con el entorno, etc.
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Dificultades cognitivas y del aprendizaje.